Según informa el diario Clarín en el fondeadero del puerto de Ingeniero White se siente el impacto de la medida de fuerza que realizan desde hace diez días los trabajadores de remolcadores y el Sindicato Obrero Marítimos Unidos.
Las protestas en los puertos comenzaron el viernes 26 en la Hidrovía del Paraná y afectaron a la flota fluvial argentina, pero luego se extendieron a los puertos bonaerenses como el de Bahía Blanca y Quequén “por solidaridad con los trabajadores paraguayos ” dijeron desde el SOMU, el gremio que lidera Omar “Caballo” Suárez.
En el fondeadero, donde aguardan los buques para ingresar a los muelles, once barcos esperan turno para amarrar. Y, si continúa esta situación, la fila amenaza con extenderse en los próximos días. Entre hoy y el miércoles está anunciada la llegada de otros trece barcos.
Para peor, ninguno de los barcos en espera tiene precisión sobre cuándo podrá comenzar a operar .
“Todos los movimientos están sujetos a la disponibilidad de remolcadores” les advierten a los capitanes de los barcos las autoridades portuarias.
Durante el fin de semana (y debido al trabajo a reglamento) tres barcos debieron permanecer amarrados en el puerto bahiense que registraron actividad.
De extenderse el paro, se podría ver afectada tambien la provisión de gas, ya que para mañana está anunciada la llegada a Bahía Blanca del buque metanero Sestao Knutsen con 55.000 toneladas de gas natural licuado para regasificar a bordo del barco Excelsior, amarrado en el muelle de Compañía Mega.
El reclamo que paraliza al puerto de Ingeniero White es por la afiliación de obreros paraguayos a un gremio hermano al SOMU en ese país, por parte de las empresas argentinas.
La paralización en el puerto genera la queja de los empresarios del sector. Desde la Cámara sectorial se advirtió que cada día de inactividad (en todos los puertos) significa la pérdida de 600.000 pesos diarios y que el costo ya supera el millón de dólares de pérdida para el sector.