Así lo dijo Roxana Morduchowicz, doctora en Comunicación y autora de Ruidos en la web.
La libre circulación de información en la web abrió un mar de oportunidades para la libertad de expresión pero también introdujo nuevos desafíos: si se consume y cree en todo lo que circula en la web sin preguntarse el origen de la información, la intencionalidad detrás de un texto o, incluso, la veracidad o relevancia de un dato entonces se corre el riesgo de ser víctima de la manipulación o la mera desinformación.
8 de cada 10 jóvenes confunden información con publicidad y 7 de cada 10 cree en todo lo que dice la web simplemente porque está ahí. Y esto no solo afecta a los niños y adolescentes: el 95% de los adultos se queda con una sola fuente informativa, es decir que no contrasta información. Éstos son algunos de los datos que comparte Roxana Morduchowicz, doctora en Comunicación, en su libro “Ruidos en la web”.
El problema más grande que esconde todo esto es que usan información que puede resultar muy poco confiable y las decisiones que toman están basadas en información endeble y por lo tanto no deciden crítica y reflexivamente. La participación se ve afectada porque para poder decidir y participar necesitamos información y reflexión.
El otro gran problema es que los chicos se informan por las redes sociales. Los adolescentes son el principal sector de la información que usa las redes para todo, incluso para informarse y las información que nos llega por las redes sociales son parciales porque nos llegan filtradas según nuestras inquietudes o la de nuestros contactos y también son descontextualizadas: no me aparece en un marco, un conjunto de informaciones para entender el tema, sino que aparece una gotita de un tema y de otro: aparece descontextualizada. Y además, obviamente, no sabemos muchas veces de dónde viene porque lo que le sucede a los chicos es que muchas veces recuerdan más quién les envió la información que quién la produjo.
En un estudio de Estados Unidos se comprobó que la gente, adultos inclusive, mientras reciban información de un amigo o familiar en quien confían, ya es suficiente motivo para confiar en esa información, no importa quién la produjo.